Cuando empiezas a sentirte considerablemente recuperada del parto y estás empezando a acostumbrarte a la nueva situación y los nuevos hábitos de la vida familiar caes en cuenta de que llevas semanas sin depilarte, que se te ha olvidado el color de tu cepillo de dientes, que se te cae el pelo a mantas, que cualquier conversación que mantengas con quien sea acaba derivando en bebés y ay madre mía que agobio tan grande tengo de repente