
Hoy quiero hablarte del estrés infantil y las rabietas. Tuve el gusto de asistir a las conferencias que organiza el Ayto de Rivas cada año. Álvaro Bilbao, neuropsicólogo, psicoterapeuta y autor del libro «El cerebro del niño explicado a los padres» nos habló sobre salud cerebral. Me gustó lo que oí y he estado reflexionando sobre ello.
No hagas que el viento sople siempre a su favor, pero acompáñalo siempre.
Álvaro Bilbao
Las prisas
Cuántas veces has metido prisa a tu hijo porque llegabas tarde a alguna parte? Millones. O por lo menos yo lo hago muchas veces. El problema no es del niño que no corre. El problema somos nosotros, que vamos demasiado deprisa. Y no solo eso, sino que les exigimos que vayan a nuestro ritmo de locos.
Luego queremos que sean tranquilos, que no cojan rabietas, que sean pacientes… Y nosotros, que somos su principal fuente de aprendizaje, no dejamos de enseñarles todo lo contrario. Es estrés infantil está a la orden del día.
El autocontrol influye en las relaciones con los demás. Yo misma pierdo cada día la paciencia mas deprisa. Después me sorprendo porque mi hijo resuelva sus riñas con los amigos a mamporro limpio. No hay nada como pararte a pensar. No es que yo pegue a mi hijo y por ello el crea que puede resolver un problemas de esa forma. Es que esta atacado de nuestras prisas, exigencias y demás y no sabe gestionar tanto estrés.
Soluciones
Álvaro Bilbao comentaba en su ponencia que hay que fomentar en ellos la capacidad del autocontrol y enseñarles a esperar. Y es que con tanta prisa caemos en el error de dárselo todo hecho. El cerebro necesita oportunidades para aprender y sobrellevar las frustraciones. Los niños necesitan hacer las cosas por si mismos, dedicándole el tiempo necesario y aprendiendo de sus errores.
Comprendiendo todo esto les ayudaremos a sobrellevar las rabietas. Estas empiezan a asomar cuando su cerebros se está desarrollando para ser persistente. En esos momentos la emoción supera la razón. Su cerebro no le permite controlarse. Por esto tenemos que aprender a gestionar nuestra propia frustración para ayudarlos en su proceso de maduración. Para esto respira, cuenta hasta diez si hace falta. Jamás lo ridiculices ni hagas comparaciones. Hay que ayudarlos a calmarse dando todo nuestro apoyo y cariño. Entiendo que nuestra carga personal a veces pesa mucho. Pero ser empático y ponernos en su lugar muchas veces también nos ayuda a centrarnos a nosotros mismos. Definitivamente: acompañarlos.
Nuestro compromiso
Nos hemos propuesto gritar menos, correr lo justo y empatizar más. El estrés infantil es el mayor trastorno en la infancia. No pienso permitir que nos domine! Es difícil, la carga emocional de cada uno y el día a día pesa. hay que intentarlo. Cómo sino vamos a criar a unos niños tranquilos y equilibrados!?
Educar es complicado. Pero, quién dijo miedo?
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